El INTI avanza en el desarrollo de tecnología y objetos que benefician la accesibilidad y la calidad de vida de personas con discapacidad.

     Según la Primera Encuesta Nacional de Discapacidad (ENDI), 2.176.123 millones de habitantes en Argentina, esto es 7,1% de la población, tiene alguna discapacidad. Además, de la totalidad de personas con discapacidad, el 38,4% no tiene cobertura médica. 

Esta realidad enfrenta a las personas con discapacidades a una variedad de situaciones en las que las condiciones de accesibilidad no están dadas. En nuestro país, hay legislaciones específicas que estipulan la transformación de los espacios (públicos y privados) en entornos accesibles que las personas puedan utilizar de manera libre, segura y autónoma. Una de ellas es el Plan Nacional de Accesibilidad que tiene por objetivo eliminar las barreras culturales y sociales e implantar el denominado diseño universal.

Teniendo en cuenta esta situación el ingeniero Rafael Kohanoff, lleva adelante un exitoso programa en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) que desarrolla objetos para personas con discapacidad en el que puso "el espíritu emprendedor privado al servicio de lo social".

Fundador de más de diez exitosas empresas privadas, ex presidente de la Confederación General de la Industria (CGI), ex ministro de Promoción Social y de Industria y Comercio porteño, Kohanoff se acercó al INTI a realizar la propuesta.

"Pensé en el INTI porque éste era un trabajo que sólo se podía hacer desde el Estado. En 2005 fundamos el primer Centro de Tecnologías para la Discapacidad en el organismo y desde allí comenzamos a trabajar intensamente en diferentes líneas", afirmó el ingeniero.

Kohanoff relevó la situación de la Argentina, donde el porcentaje más elevado es el de la discapacidad motriz. "Hicimos una lista de 10 o 12 objetos y nos planteamos si todo el mundo tenía acceso. Y lo que vimos fue que en el interior las personas más pobres no lo tenían. Con lo cual pensamos: aquí está la oportunidad."

El plan era simple: hacer en el INTI los planos y manuales de sillas de ruedas, andadores, bastones, etc. y regalarle la tecnología a las pymes para que se instalen en todo el país; así, de paso, se fomentaba a la pequeña empresa.

Así surgió el acuerdo con el Ministerio de Educación de la Nación y el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) y dieron origen al "Programa Productivo, Tecnológico y Social de Construcción de Dispositivos de Ayuda para la Discapacidad".

Entre los más de 40 desarrollos que el programa lleva realizados, el ingeniero contó el caso del aro magnético, un dispositivo que se instala en un espacio que puede ser desde un aula hasta un teatro y que permite a las personas que utilizan audífono poder escuchar sólo lo que quieren y no el sonido ambiente, ya que en lugares concurridos el audífono potencia también el "barullo".

Y entonces la rueda comenzó a girar: se hicieron los planos y los manuales, se contactó de nuevo a las técnicas de los lugares donde se pidieron los aros, se capacitó a los alumnos en un día y al día siguiente se hicieron las instalaciones. Este trabajo ya se realizó en 230 escuelas de 18 provincias.

La lista de ejemplos se extiende y los productos van desde lo más elemental, como la creación de un dispositivo para apoyar bastones o un calzador de zapatos, hasta el diseño de un circuito de aparatos que costó 70 mil pesos para la rehabilitación de niños con parálisis cerebral, que cumple la función de un equipo suizo que sale 700 mil euros.

"En la salud se hacen cosas cada vez más caras, buenísimas, pero muchas veces alejadas de las posibilidades de los más pobres. Lo que nosotros demostramos con este programa es que cuando la mirada está puesta en la necesidad y no en el negocio, las soluciones pueden ser más simples", reivindicó el ingeniero.

Además del reconocimiento en el Senado de la labor de Kohanoff, el programa fue destacado a mediados de julio por la Organización Panamericana de la Salud por "permitir que un mayor número de personas, especialmente con discapacidades, accedan a tecnologías que pueden mejorar su calidad de vida".

 

Junto al INTI, impulsan este Programa el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) y la Comisión Nacional para la Integración de Personas Discapacitadas (CONADIS) con el propósito “instalar y desarrollar la temática de la discapacidad en el tejido social y el sistema educativo, sensibilizando, capacitando y transfiriendo tecnologías para reparar, adaptar, desarrollar y fabricar elementos para las personas con discapacidad”. De este modo, posibilitar el mayor acceso a ayudas técnicas a todos los sectores sociales y franjas etarias de personas con discapacidad. 

El INTI capacitará a 4000 alumnos y 900 docentes de 20 provincias. Los dispositivos que se fabriquen serán entregados a las personas con menores recursos económicos y sin obra social que soliciten su uso a través de un hospital público. De este modo, la capacitación proveerá de herramientas técnicas y mano de obra calificada y, también, otorgará conocimientos de disciplinas integradas útiles para otras posibilidades de trabajo.

El ¨Programa Productivo, Tecnológico y Social de Construcción de Dispositivos de Ayuda para la Discapacidad”, una iniciativa de carácter nacional destinada a la fabricación de productos de calidad y bajo costo para personas con discapacidad. Las escuelas técnicas serán las encargadas de construir dichos dispositivos de ayuda.