¡Qué no cunda el pánico!

Te damos las claves y pasos útiles a seguir para conseguir volver a conectar tu dispositivo a la red sin tener que acudir al servicio técnico de tu operador.

Los fallos en la conexión de Internet suelen causar nervios y desesperación entre los que buscan una solución rápida para poder seguir navegando. Antes de llamar al servicio técnico te recomendamos seguir esta serie de pasos. Puede que entre ellos esté la solución a tu problema.

  1. Comprueba tu router: Parece algo obvio pero lo primero que deberás hacer es comprobar que tanto el router como la línea telefónica de tu casa están correctamente enchufados a la red. Además comprueba que el router esté encendido (dispone de un interruptor en su parte trasera) y que la luz sobre la leyenda "ADSL" está encendida.

  2. Descarta fallos de conexión: Tanto si la luz del router está encendida como si no, es recomendable reiniciar el dispositivo para descartar posibles fallos de conexión. Para ello apaga el router utilizando el interruptor situado en su parte trasera y espera unos segundos antes de volver a encenderlo. Si tu router no tiene este interruptor, simplemente desenchúfalo y vuélvelo a enchufar. Si después de un rato la luz de "ADSL" no se enciende o aparece una luz roja en su lugar, deberás consultar con tu operador ya que probablemente exista un problema en el servicio. Cuando veas que la luz de "ADSL" vuelve a estar encendida, cierra el navegador de tu ordenador y reinicia el sistema.

  3. Comprueba tu ordenador: Si tu conexión sigue sin funcionar comprueba que la conexión de tu red inalámbrica está activada. Algunos portátiles disponen de un pequeño interruptor en el lateral para activarla y puede que la desactivaras sin darte cuenta. Tras esta pequeña comprobación busca en tu ordenador la ventana de "Conexiones de red inalámbricas" y comprueba que tu red habitual esté disponible. Si tu red no aparece en esta lista, puede que te encuentres en una zona sin cobertura. Desplázate a otra punto de tu casa y actualiza la lista de redes.

  4. Propiedades de conexión: Si sigues sin poder conectarte, deberás consultar las propiedades de tu conexión. Si tienes Windows deberás acceder a Inicio / Panel de Control / Redes e Internet / Centro de redes y recursos compartidos / Cambiar configuración del adaptador. Para otros sistemas operativos, consulta la ventana de Propiedades de Red. Deberás hacer clic sobre tu red habitual y pinchar sobre Protocolo de Internet / Propiedades. Accederás entonces a una pantalla con la información sobre la DNS de tu ordenador. Si tienes otro ordenador conectado a la red, comprueba que la información que aparece en esta pantalla es la misma, salvo el último número de la dirección IP. Si esta información no aparece, o si no tienes otro dispositivo con la que compararla, selecciona la opción "Obtener una dirección de IP automáticamente" y "Obtener una dirección del servidor DNS automáticamente". Guarda la nueva configuración e intenta de nuevo conectarte a la red. Si los cambios no funcionan, puedes consultar en Internet, desde otro dispositivo, el servicio de OpenDNS. Este servicio genera servidores seguros de DNS. Sólo tendrás que copiar el número generado e insertarlo en esta misma pantalla de información sobre DNS, en la opción disponible para introducir DNS de forma manual. De nuevo, guarda los cambios en la configuración e intenta de nuevo conectarte a la red

  5. Programas P2P: ¿Estás utilizando algún programa P2P? Recuerda que estos pueden bloquear de forma momentánea el acceso a Internet por lo que es buena idea cerrar estos programas en nuestro dispositivo o en cualquier otro dispositivo que esté utilizando nuestra red y reiniciar el sistema.

  6. Por último, si nada de lo anterior funciona y suponiendo que no se trata de un fallo hardware, puede ser que estemos sufriendo interferencias que impidan la comunicación. Esto puede ser debido a teléfonos inalámbricos DECT (que también funcionan en 2,4 GHz), a un exceso de redes WiFi en nuestra zona, a elementos externos como inhibidores, o a una mala ubicación del router.

    Existe un decálogo de consejos para colocar tu router en el lugar idóneo de tu casa y facilitar así las conexiones inalámbricas:

  • El Centro de gravedad: La señal wireless de un router es de 360 grados, es decir, que se expande en todas direcciones, reduciéndose considerablemente a medida que aumenta la distancia o se encuentran obstáculos. Así, lo importante es encontrar el centro de gravedad de la casa para situar el punto de acceso WiFi a la misma distancia de toda tu superficie. Es el mismo donde pondríamos una radio si quisiéramos escucharla desde todos los puntos.

  • Situación: colocar el router en un sitio abierto, lejos del suelo, de ventanas y muros gruesos; nunca dentro de un mueble o rodeado de materiales metálicos, ya que estos afectan considerablemente a la señal.

  • Evita las interferencias. El router WiFi tiene tres clases de enemigos: los que retienen la señal, como las paredes, el suelo o los muebles, los que la modifican (principalmente objetos metálicos) y los que la ‘vampirizan’, es decir, aquellos que emiten en la misma longitud de onda de nuestro router, básicamente microondas y todo tipo de dispositivos inalámbricos como móviles, mandos a distancia, cámaras de bebés, etc.

  • Cuidado con los dispositivos Bluetooth: Probar a inhabilitar las conexiones Bluetooth del teléfono, el ratón u otros dispositivos, como los mandos de las consolas (Wii, Nintendo, PS3), para comprobar que no están interfiriendo negativamente en la señal del router.

  • Cambiar de Canal el router: Al igual que las emisoras de radio, las antenas WiFi emiten por varios canales. Es bueno probarlos todos hasta encontrar el que tiene menos interferencias (en España suelen ser los canales 1 y 13) y redirigir la tarjeta inalámbrica hacia ese canal.

  • Productos del mismo fabricante: Aunque es sabido que se puede utilizar router, tarjeta y Access Point de distintos fabricantes, normalmente mejora la conexión si router y tarjeta son de la misma marca.

  • La antena: Una de las soluciones más económicas cuando hay muchos objetos o interferencias en tu casa, son las antenas de router direccionales en lugar de la multidireccional que trae de fábrica. Esto permite orientarla en una dirección concreta para mejorar la conexión.

  • Aumenta de estándar 802.11: Un router que opera con el estándar 802.11g ofrece cuatro veces más potencia que si se basa en 802.11b. La tarjeta del PC debe funcionar con el mismo estándar, así que en caso de actualización afecta a ambos dispositivos.

  • Repetidores: En casos complicados se puede instalar un repetidor, también conocido como amplificador o expansor de señal, para aumentar el radio de cobertura. Se sitúa a mitad de camino entre el router y el ordenador.

Si después de todo, tu conexión sigue sin establecerse, la mejor solución, si es que estamos dispuestos a invertir dinero en esto, pasa por comprar un punto de acceso WiFi que funcione a 5 GHz. Es una banda aún muy poco utilizada en el entorno residencial, donde apenas tendremos interferencias. Eso sí, habrá que asegurarse de que nuestro equipo la soporta (los vendidos durante el último año y antes suelen hacerlo), pues de lo contrario necesitaremos un adaptador WiFi por USB compatible.

Si has llegado hasta este paso y no has conseguido conectarte a tu red, deberás consultar con tu operador. Inicia la conversación comentando los pasos que ya has llevado a cabo, para que pueda ofrecerte otra solución.

 

Los problemas de conectividad pueden tener múltiples causas. Sin embargo, una vez identificado el fallo, subsanarlo no tiene por qué ser difícil.

 

 

Hay ocasiones en las que, aun estando conectados a nuestro punto de acceso WiFi, no hay ninguna clase de tráfico entre el equipo y la red. Esto puede ser debido a múltiples razones, pero la medida a tomar será siempre reiniciar el ordenador y el punto de acceso WiFi. Si después de esto seguimos igual, habrá que constatar que nuestro router nos está asignando la IP correctamente.

 

 

Típicamente, una conexión WiFi es muy sensible a las interferencias eléctricas o los obstáculos físicos. Como consecuencia de ello tendremos baja cobertura, reducida velocidad de enlace y transmisión de datos lenta y, en los casos más extremos, cortes intermitentes.

Respecto al cableado podemos fijarnos si está pisado por una mesa o dañado en algún punto por tirones o mal uso. Descartado esto, podemos centrarnos en aplicar alguna de las siguientes soluciones: cambiar los cables por otros adecuados a la velocidad de nuestro switch/PC; comprar hilos blindados frente a interferencias importantes o, en última instancia, reducir la velocidad de nuestro adaptador para comprobar si funciona.